Personal de Gendarmería Nacional abordó el micro y realizó un control de rutina. Abrieron su mochila y notaron una costura extraña. El peso de la mochila no tenía sentido. La abrieron y encontraron 6.983 pastillas de éxtasis y 2,3 kilos de cocaína. El Juzgado Federal Nº1 de Mendoza con jurisdicción en la zona ordenó su detención y que decomisen la droga. Le secuestraron un teléfono. No dijo mucho, apenas que trabajaba en Liniers.
El lote valía, y mucho. Tomar una calculadora y multiplicar con los tarifarios recientes de dealers porteños como parámetro deja un saldo de más de $ 6 millones: una pastilla de éxtasis cotiza cerca de $ 600 en la zona de Palermo. Así, la suma total para el lote de éxtasis, más de tres kilos de material, supera los $ 4 millones.
El valor del lote evidenció que el hombre de la mochila no sería el dueño de la droga, sino una mula. Su viaje hacia Mendoza fortalece otra hipótesis: que la Argentina funciona como un punto de envío de drogas sintéticas para alimentar el mercado de Chile. Por otra parte, lo que se hombre tenía en su mochila era éxtasis de alto poder. Había un comprimido en particular, una de las pastillas más fuertes de toda Europa, con forma de búho y de color amarillo.
La pastilla del búho llegó a Buenos Aires en septiembre del año pasado. Los consumidores en el circuito de las fiestas electrónicas hablaban de su efecto rápido, de que había que consumirla de a poco, un cuarto de pastilla a la vez. Un consumidor en un testimonio online aseguró “no sentir la cara” luego de medio comprimido en el cuerpo.
Diversas organizaciones en países como Austria y Suiza dedicadas a la reducción de daños por consumo de drogas comenzaron a realizar evaluaciones de potencia narcótica sobre la familia de pastillas del búho, con colores como el naranja o el rosa además del amarillo. En todos los casos encontraron un dosaje sumamente alto de MDMA, el principio activo del éxtasis: más de 250 miligramos, más del doble de los 120 que puede soportar un adulto promedio.
Las pastillas de alto poder suelen tener una particularidad, una ranura que invita al usuario a partirla. Los búhos, en cambio, no la tienen. Organizaciones como The Loop y MDA Basecamp en el Reino Unido y Austria ya emitieron alertas a consumidores que las adquieren para que sepan lo que les espera.
Lo cierto es que el éxtasis de alto poder ya es una realidad en la Argentina. Muestras de más de 200 miligramos de MDMA comenzaron a aparecer con fuerza en los últimos dos años en diversos operativos: un dealer de Villa Luro cayó a mediados del año pasado con comprimidos con la cara de Donald Trump que superaban ampliamente la marca. Una pastilla rosa con el logo de Coca Cola se convirtió en un ítem narco de culto para usuarios porteños que buscaban su particular poder. Según el último relevo de la SEDRONAR, el consumo de éxtasis aumentó un 200% en menores en la última década.
En 2018 se secuestraron 56.350 pastillas de éxtasis en el país en procedimientos de fuerzas de seguridad, de acuerdo a datos de la Subsecretaría de Lucha contra el Narcotráfico que lideró de Martín Verrier en la administración anterior que dependía de la secretaría de Seguridad. El 43% venía de Alemania, el principal proveedor del mercado argentino, y otro 34% de Bélgica.
El hombre del micro no sería el único residente migrante y pobre de Liniers que fue empleado como mula. En junio de 2019, una mujer de nacionalidad boliviana que trabajaba para un ciudadano asiático fue usada para recibir a su nombre un caballo de juguete enviado desde Bélgica por correo privado. El caballo estaba relleno con más de 2 kilos de metanfetamina cristal.
Publicado en Infobae
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