La depresión es especialmente común, y en torno al 80% de los casos comienza en los primeros años de la edad adulta
La mitad de los trastornos de salud mental aparecen antes de los 14 años, pero los casos no se detectan, en su mayoría, hasta mucho después, según los datos más recientes publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Un informe especial del organismo sobre salud adolescente afirmaba que los problemas de salud mental no atajados supondrán una enorme carga para la generación de jóvenes más numerosa de la historia.
El informe advertía de que entre el 10% y el 20% de los adolescentes padece dolencias que a la larga podrían tener un efecto en su salud mental, como los trastornos emocionales, la ansiedad, la psicosis y las autolesiones. La depresión se reconoce como un problema extraordinario: en torno al 80% de los casos empiezan en la adolescencia.
“Si estos trastornos se dejan sin tratar, pueden prolongarse hasta la vida adulta, y de esa manera influir en los resultados académicos, el empleo, las relaciones e incluso la paternidad o maternidad”, advierte Tarun Dua, que asesora a la OMS sobre salud mental. La OMS ha presentado recomendaciones y ejemplos de actividades que pueden ayudar a la detección y el tratamiento precoces de estos trastornos. Entre ellos se incluyen las intervenciones psicológicas autoguiadas o en grupo, la formación para familias y personal escolar, los programas de salud mental comunitarios y las iniciativas para prevenir el abuso de sustancias, la autolesión y el suicidio.
Tomás Baader, director de la Alianza Chilena Contra la Depresión, afirma que el paso de la niñez a la adolescencia provoca “cambios neurobiológicos, psicológicos y neuroadaptativos” que ocurren al mismo tiempo que importantes transformaciones físicas y hormonales. Explica que en los adolescentes los sistemas para regular las emociones no están plenamente maduros, lo que los hace más vulnerables a los estímulos externos e internos.
“Esto se acentúa si han experimentado con anterioridad situaciones negativas como abusos sexuales, hambre, guerras y pobreza”, remacha Baader.
El informe de la OMS recomienda hacer más seguros los entornos de los adolescentes, sobre todo si viven en zonas ya de por sí estresadas por el conflicto, la pobreza o la delincuencia. Esto podría incluir hablar de cuestiones de salud mental, enseñar a los profesores a detectar señales de depresión y crear programas de intervención para adultos jóvenes vulnerables.
Chiara Servili, asesora del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS, considera que los colegios desempeñan una función importante en todo esto. Pero añade que estas intervenciones “pueden llevarse a cabo también en la comunidad, en instalaciones sanitarias o a través de medios digitales”.
El último recurso, que incluye las intervenciones en Internet, podría ser especialmente apropiado, afirma la OMS, debido al estigma asociado a las cuestiones de salud mental, que puede impedir que algunos adultos jóvenes pidan ayuda. El estigma forma parte de la razón por la que los servicios de salud mental no están bien desarrollados en muchos países, se afirma en el informe. Sin embargo, se añade que las intervenciones de salud mental para jóvenes deben planearse cuidadosamente para “garantizar que ellos las aceptan y que resultan útiles”.
Por Paula Leighton | Fuente: El País.