La inseguridad vial es la principal causa de muerte entre los jóvenes y el consumo de alcohol uno de los factores que causa más accidentes. Siete provincias y cuatro ciudades ya definieron que no se puede conducir después de haber bebido sin importar cuánto. ¿Lograron bajar las muertes en siniestros? ¿Podría replicarse en todo el país esa restricción?
Por Stella Bin
El 94% de los conductores sabe que conducir después de haber tomado alcohol es peligroso o muy peligroso. Pero aún conociendo los riesgos, 1 de cada 10 conductores reconoció que en el último mes manejó después de haber consumido alcohol. Esos datos fueron relevados por la Dirección Nacional de Observatorio Vial durante una investigación que se presentó en marzo de 2019 y que analiza los controles de alcoholemia en la Argentina entre 2016 y 2018.
Claro que esa falta de conciencia real sobre los riesgos tiene sus consecuencias: la inseguridad vial es la principal causa de muerte entre los jóvenes de la Argentina y causó en total 5582 muertes en 2016; 5611 en 2017; y 5472 en 2018, según la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV).
El consumo del alcohol es uno de los factores de riesgo determinados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a su vez incide directamente sobre las otras causas de siniestros viales. Estudios internacionales detectaron que habiendo bebido, los conductores usan menos el casco y el cinturón de seguridad, y se maneja a más velocidad. Ni que hablar de cómo potencia las otras causas de siniestros sobre las que alerta la OMS: el consumo de sustancias psicoactivas, elementos de distracción, somnolencia y fatiga.
Pero si se sabe que conducir después de haber tomado es riesgoso, ¿por qué lo siguen haciendo? Según el mismo informe del Observatorio Vial, por falta de apego a las leyes; falta de percepción de controles policiales orientados a la vigilancia de las normas de tránsito; falta de hábitos de prevención; y por la internalización de creencias del estilo de “si manejo alcoholizado, pero con cuidado, no es peligroso”.
Mientras investigábamos sobre el tema y contrastábamos la información, le preguntamos a nuestro lectores sobre sus hábitos en cuanto al consumo de alcohol cuando tienen que manejar o subir a un auto conducido por alguien que tomó.
Unos 900 seguidores de Instagram nos contestaron una encuesta, otros 100 respondieron desde Twitter y 153 personas completaron un formulario de Google. En su mayoría fueron lectores de la ciudad de Buenos Aires y de distintas ciudades bonaerenses, aunque hubo respuestas de diferentes puntos del país. Poco más de la mitad (54,5%) fueron de mujeres.
Del total, 40% reconoció que manejó al menos una después de haber bebido. Y las excusas que más se repitieron fueron: “no tenía como regresar”, “sentía que no había tomado tanto como para no hacerlo”, “porque estaba cerca”, “porque era joven y estúpida” o “por boludo”.
Cifras similares a las que nos dio nuestro relevamiento mostró un informe realizado por el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo bonaerense. El estudio abarcó a 632 estudiantes de escuelas del Gran La Plata, de los cuales “el 42% manifestó haber manejado en estado de ebriedad o haber viajado en un automóvil conducido por alguien que había consumido alcohol o drogas ilegales”.
De los más de 1.100 lectores que respondieron nuestras encuestas, el 60% conoce a alguien que estuvo en un siniestro vial causado por el alcohol.
La experiencia de las provincias que no permiten nada de alcohol
La reglamentación del tránsito no está delegado al gobierno nacional. Por lo tanto, las provincia y los municipios legislan sus propias normativas. Pese a esa descentralización, la Ley Nacional de Tránsito estipula los siguientes límites de alcohol en sangre para conducir en rutas nacionales y en todas aquellas jurisdicciones que hayan adherido:
Sin embargo, 7 provincias –Córdoba, Salta , Tucumán, Entre Ríos, Jujuy, Río Negro, Santa Cruz-, 1 partido bonaerense –General Pueyrredón– y 3 ciudades –Neuquén, Posadas, Santa Fe– consideraron que la tolerancia al alcohol sea cero y legislaron en ese sentido.
En 2016, la ciudad de Neuquén estipuló que la tolerancia al alcohol y las drogas para el que conduce sería de cero. Esta medida, junto a otras implementadas en esa comunidad lograron reducir un 75% las muertes por siniestros viales entre 2015 y la actualidad. Como ya contamos en RED/ACCIÓN, la ciudad puso en práctica un plan que la ONU recomienda replicar en otras ciudades.
Javier Soto Mellado es experto en seguridad vial, trabajó en la ONU y la OMS y desde 2015 es el Subsecretario de Planificación Urbana y Proyectos, área que depende de la Secretaría de Movilidad Urbana de la ciudad de Neuquén. Para él, hay que exigir alcohol cero porque se necesitan reglas claras, que no den lugar a pensar que la interpretación de la norma está a cargo del usuario y no de la autoridad.
“La tolerancia del 0,5 gramos por litro en sangre da para pensar que yo lo puedo controlar. Mientras que la tolerancia cero al alcohol no deja lugar a la discrecionalidad ni a la autointerpretación. Y eso hace a la posterior eficacia del control y de la implementación de los conductores”, opina Soto Mellado.
De hecho, el Manual para el Fortalecimiento en Seguridad Vial de la OMS recomienda a los gobiernos primero ver la necesidad de una normativa, luego aplicarla e implementar con eficacia, y por último trabajar para que la gente la asimile y la respete.
La provincia de Córdoba optó por cero tolerancia de alcohol al conducir en 2014, alegando razones similares a las de Neuquén. “Al principio la exigencia fue resistida. Pero siempre supimos que era un proceso largo, de cambio cultural y de hábitos. Donde el control estricto y sostenido en el tiempo en las rutas iba a dar resultados”, explica Miguel Rizzotti, director General de Prevención de Accidentes de Tránsito de Córdoba.
El tema del control, mencionado por Rizzotti, es por demás importante. Expertos y funcionarios coinciden en que imponer alcohol cero sin tener la capacidad -en cuanto a recursos humanos y alcoholímetros- de controlar no tiene ningún efecto.
Según el director cordobés, “esto obedece en parte a que los conductores no siempre perciben los riesgos del tránsito ni los beneficios que acarrean las medidas de protección. Por eso el gobierno provincial ha decidido mantener en el tiempo estos controles, como política de estado”.
En Córdoba, “el control permanente en las principales rutas está a cargo de un cuerpo de 1.150 policías con capacitación especial”, ilustra Rizzotti. Y concluye: “En la última década logramos disminuir un 30% las personas muertas en siniestros viales, cuando en igual período creció 100 % el parque automotor provincial”.
Qué efectos tiene el alcohol en nuestro cuerpo y en los sentidos
En la página 2 de este informe de la Organización Mundial de la Salud se detallan los efectos del alcohol.
“No tenemos certeza de cuánto incide el alcohol en un siniestro vial. Pero sí sabemos que incide en la conducción”, asevera Gustavo Brambati, responsable de Seguridad Vial del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI).
Cesvi es una empresa dedicada a la investigación, experimentación y análisis de la seguridad vial y automotriz que hizo un trabajo de campo con conductores y conductoras que de manera voluntaria aceptaron participar de una prueba que consistió en recorrer con un vehículo varias veces determinado circuito, luego beber y realizar las mismas pruebas para evaluar cuánto les afectaba el alcohol.
“Primero, pudimos establecer que no era fácil que el conductor llegara a 0,5 gramos por litro. Alcanzaba ese parámetro habiendo tomado de manera abrupta y sin ingerir alimentos, una conducta que, por ejemplo, es el espíritu de las previas de los chicos”, alerta Brambati.
Eso sí, cuando los conductores llegaban a un grado de alcoholemia de 0.3 o 0.4 derribaban entre 17% y 25% más de conos que sin haber bebido y necesitaban 20% más de tiempo para reaccionar. También, contó Brambati, “observamos cambios en el comportamiento, como más agresividad o que salían arando con el vehículo”.
Para el responsable de CESVI, “alcohol cero es más claro: no podés tomar alcohol. De otra manera, queda desdibujada la idea”.
Carlos Damin, jefe de Toxicología del Hospital Fernández, en la ciudad de Buenos Aires, y preside FundarToxs concuerda con lo expresado por Brambati. “Tiene que ser alcohol cero al volante”, repite. Y explica: “El alcohol siempre produce alteraciones del estado de consciencia y disminución de los reflejos. Y más aún si se le suman factores: si se está medicado por una contractura, por hipertensión o con algún jarabe para la tos que produce sedación y sueño”.
En cuanto a la actitud de los más jóvenes, Damin considera: “Solo copian la conducta de los adultos. Vemos a chicos que consumen mucho alcohol, pero también lo vemos en los adultos. Todavía está muy incorporada la idea de que el alcohol afloja a los flojitos, de que es masculino el tomar”.
El médico aclara que las adolescentes también toman, pero ceden mucho más el volante que los varones, son más conscientes del efecto. A ellas no les preocupe que maneje un varón. Pero los varones, cuanto más grandes, menos dejan que otro maneje y menos una mujer.
“Hace 3 años hicimos un estudio en el hospital y observamos que el 31% de todos los accidentados que llegaban a la guardia había conducido alcoholizados y/o habiendo consumido marihuana”, aporta Damin.
En el Hospital Fernández, contextualiza, atienden por año a unos 2.000 intoxicados por alguna sustancia ilegal o legal. Pero, en los últimos 20 años, entre el 50% y el 53% son por alcohol. Y la mayoría ingresa jueves, viernes o sábados entre las 22 y las 6 de la mañana.
Por qué no tenemos alcohol cero a nivel nacional
En la región, Brasil, Paraguay y Uruguay tienen cero tolerancia al alcohol. En tanto Europa, cuenta con esta legislación en Hungría, Moldavia, Rumania, Eslovaquia, Ucrania y República Checa.
Mientras que Alemania, Austria, Francia, Bélgica, Italia, Finlandia, Portugal y Holanda permiten un consumo de hasta un 0,5 gramos de alcohol por litro en sangre. Y los más permisivos son Estados Unidos y Canadá, donde se permite hasta 0,8.
Desde la Agencia Nacional de Seguridad Vial explicaron que se sostiene el 0,5 g/l por varios motivos. Uno, “no se cuenta con suficiente evidencia para determinar que los países que adoptan la tolerancia cero reduzcan la siniestralidad vial por ese motivo”, expresó Verónica Heler, directora del Observatorio Vial de la ANSV.
En ese sentido, la tasa de muertes en siniestros viales que elabora la OMS muestra que en América los países más permisivos no necesariamente tienen una tasa mayor de mortalidad en incidentes de tránsito.
“Claro que desde la ANSV promovemos que no se beba. Pero sabemos que para producir cambios de conducta no alcanza con sancionar leyes, también se necesitan elementos para controlar y sancionar. Y sabemos de muchos municipios que no cuentan con ellos”, explicó Heler.
En este marco la ANSV sostiene que la Argentina debe en primer lugar mejorar el sistema actual de aplicación y control para luego modificar la legislación, ya que la capacidad de aplicabilidad de la ley es un determinante crucial para el establecimiento del límite de alcohol permitido en conductores.
La conducta de la población argentina oscila entre quienes no consumen alcohol al conducir y quienes cuando consumen, lo hacen de manera excesiva superando ampliamente lo permitido por ley. Según datos del Observatorio Vial, sobre controles de alcoholemia realizados a 48.780 conductores, el 6,7% de estos tuvieron alcoholemias permitidas, el 9,4% dieron alcoholemia positiva con un promedio de concentración en sangre de 1 g/l, mientras que el 83,9% dio 0 g/l.
En las encuestas que hicimos a nuestros lectores, preguntamos si cuando salían y sabían que iban a tomar, designaban de antemano un conductor para que no bebiera. Solo el 45% sostuvo que sí. En tanto, el 53% reconoció que alguna vez no subió a un auto por que quien manejaba estaba alcoholizado.
Más mensajes IG
Para seguir conversando, vale la pena observar que el 60% de nuestra comunidad de lectores respondió que no maneja después de haber bebido. Y no lo hace por distintas razones: “porque no manejo”, “me parece irresponsable”, “por si me para la policía”, “me da miedo” o “no pondría en peligro a otras personas”.
Publicado en Redacción
Dispositivo Pavlovsky | dispositivopavlovsky@gmail.com | (11) 30484616 Consultas por WhatsApp
Enterate de nuestras últimas novedades suscribiéndote a nuestro newsletter:
[sibwp_form id=2]